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Reserva Ecológica Costanera Norte sin obras e insegura

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A los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires, si hay algo que no les sobra, son metros cuadrados de espacios verdes. De hecho, el promedio por habitante en territorio porteño es inferior a los 6 m2/h. Lejos del valor óptimo fijado por la Organización Mundial de la Salud, de 15 m2/h. A tal punto, que el Gobierno porteño cuenta como «verdes» hasta los canteros. Así de crítica es la situación. Entonces cómo se explica que junto al Parque de la Memoria, detrás de la Ciudad Universitaria, y a menos de 800 metros de la cancha de River Plate, haya un humedal de 18 hectáreas -con más de 200 especies de aves-, que se encuentra abandonado, sin un plan de manejo que lo proteja y lo visibilice.

Se trata de la Reserva Ecológica Costanera Norte cuyos terrenos pertenecen a la Universidad de Buenos Aires (UBA) y que fue creada por una ley porteña en 2012.

La norma establecía la organización de un plan de manejo y ordenaba al Ejecutivo porteño que convocara, en el plazo de 90 días, a la UBA para firmar un convenio de administración de la Reserva y otro convenio específico para relevar el área; además implementar sistemas de seguridad, gestionar un presupuesto, resguardar el sitio y fijar normas de protección y cuidado, entre otras acciones.

En todos estos años nada de esto se implementó; y lo preocupante es la falta de empatía de los funcionarios con este tema. Sin embargo, para las ONG, los conservacionistas y los vecinos sí es una preocupación.

«En la Reserva, hay al menos dos focos de conflicto: uno es el de la seguridad, no hay personal de la universidad, ni Prefectura y tampoco policías. Hay personas que capturan aves, pescan en el humedal, hacen fogatas en los pastizales. El otro conflicto es a escala natural, porque el humedal -que es lo que le confiere importancia a la reserva- se está llenando de sedimentos, necesita ser dragado porque sino se convierte en pastizal; también en relación a lo natural, es urgente controlar las plantas de especies exóticas, porque usurpan el suelo y desplazan a la flora nativa», detalló Juan José Bonanno, de la organización Aves Argentinas. Por otra parte Bonanno explicó a Clarín porque es necesaria una intervención: «Es un ambiente antrópico, no natural, la reserva se formó sobre tierras ganadas al río por acción humana. Entonces el balance natural no funciona a la perfección como en sitios 100% naturales, es necesario intervenir para generar ese balance».