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El plan para eliminar los cables de las avenidas porteñas

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La Ciudad quiere enterrar la maraña de cables que ensucia sus calles. En el microcentro casi no se ven conexiones encimadas, salvo algunos tendidos de los que cuelgan luminarias y en los pulmones de manzana. Y el gobierno local, en alianza con las empresas de televisión por cable, lleva adelante un plan para disminuir la contaminación visual de las principales avenidas.

El resto de los barrios, sin embargo, continúa atrapado en una red de cables y algunos vecinos denuncian que el tendido se convirtió en una autopista para los roedores.

De acuerdo con la ley 1877, de 2005, las empresas que prestan el servicio de televisión por cable debieron quitar las instalaciones aéreas y soterrarlas o pasarlas por los pulmones de manzana sólo en la zona del microcentro y del casco histórico. Para el resto de la ciudad, en cambio, la reglamentación les permitió a las compañías dejar los cables expuestos en el aire y sostenidos en columnas metálicas, que no pueden ser más de cuatro por cuadra. Esta nueva normativa dejó atrás una ordenanza de 1994 que obligaba el total soterramiento del cableado.

Allá en las alturas, el espacio aéreo de los barrios periféricos se ve desordenado y molesta a los vecinos. «No entiendo por qué sigue ahí colgado. Bastante tenemos con todo ese cablerío expuesto», se quejaba María del Carmen Paz mientras señalaba el cable negro que colgaba en Julián Álvarez y Soler, en Palermo. La escena se repite en otros vecindarios. Como si fuera poco, de algunos postes, como en la avenida Luis María Campos al 100, cuelgan rollos casi enteros para futuras conexiones.