El barrio está tarifado.Dejar el auto estacionado sobre la calle Matienzo cuesta $50.En realidad esa es la cifra que manejan los «trapitos».
La proliferación de Las Cañitas como zona de bares y restaurantes, en los últimos diez años, tiene su contracara. Si bien es indudable que el polo gastronómico ha contribuido a que se valorice un barrio que años atrás no generaba un especial atractivo inmobiliario, para los vecinos la situación es irritante.
De miércoles a domingos, los cuidacoches ya ni se compadecen de las caras conocidas. Tras terminar su jornada laboral, quienes viven en la zona deben «luchar», por más de media hora, para conseguir un lugar donde dejar su auto y, luego, enfrentarse con quienes pretenden cobrarles infladas y definidas tarifas, que hoy superan los $ 50.En las cocheras privadas, los valores no paran de crecer: la hora trepa a los $ 49, y la estadía cuesta $ 220. Pero eso no es todo: bajo la pasiva mirada policial, los trapitos «acomodan» los vehículos que concurren a los restó hasta en triple fila. Un insólito negocio que sobrevive pese a las denuncias vecinales.
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