Ciudad

Prestemos atención al Grooming

Ciudad

Por Alejandro Gabriel Fernández – Vicepresidente Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

María y Nicolás se conocieron chateando. No eran compañeros de colegio y no se habían visto nunca. Pero luego de varias semanas de chatear e intercambiar fotos, videos y frente a la insistencia de Nicolás, María accedió a un encuentro. Cuando se encontraron se supo la verdad. Lo virtual se hizo real y Nicolás no era quien decía ser.

Este es un caso de Grooming. Un adulto que se contacta a través de internet con un/a menor con fines sexuales. Las acciones más habituales son hablar de sexo, compartir fotos íntimas, grabarlo por la cámara web y hasta concretar un encuentro, que puede terminar en abuso o peor aún, en homicidio.

El groomer, término por el cual se conoce a los acosadores, mantiene relaciones con diferentes chicos y chicas entre 8 y 16 años de manera simultánea durante meses. El objetivo es crear una conexión emocional que desinhiba al menor y que genere confianza para lograr fotos y videos con contenido sexual.

El último informe publicado por el Ministerio de Seguridad de Nación en abril del 2016, revela el crecimiento de víctimas de delitos contra la integridad sexual, el cual pasó de 24.7 víctimas por cada 100.000 habitantes en 2014, a 40 en 2015 marcando un aumento del 27%. En total, entre el 2008 y 2015 el porcentaje de afectados por este delito ha sido del 78%.

En lo que respecta a la Ciudad de Buenos Aires y según cifras de la Fiscalía de Delitos Informáticos, durante el 2016 aumentaron los casos de delitos atinentes a pornografía infantil y grooming, pasando de 65 casos denunciados en 2012 a 1.197 en 2014 y a 3174 el año pasado. Es importante mencionar que al estar incluido dentro de la categoría de delito sexual, no existen estadísticas propias de grooming y esto constituye un problema para el diseño de políticas y programas específicos que apunten a su prevención.

No hay duda que Internet es una herramienta fundamental para acceder a la información y al conocimiento, para divertirse y para compartir vivencias e interactuar. Inclusive al ser un instrumento democrático, dado que permite adquisición de conocimiento, funciona como igualadora social. Pero la estrecha vinculación que tienen los chicos y adolescentes con las redes, a la que muchas veces los padres y docentes no tienen acceso, es generacionalmente tan natural que no perciben los posibles peligros que trae aparejado.

En los últimos años, las nuevas tecnologías han provocado cambios en la comunicación generando nuevas lógicas en la interacción social, introduciendo al grooming como una nueva forma de conducta delictiva.

En la seguridad de nuestro hogar se supone no corremos riesgo alguno, pero lo virtual se hace real cuando un menor es obligado, a través del engaño, a desnudarse delante de una cámara web o enviar fotos íntimas, constituyendo un abuso a su sexualidad. El grooming no necesariamente requiere que las personas involucradas compartan un mismo espacio es por eso que está considerado como un delito trasnacional.

La historia de “María” continúa con el traslado a un campo lejano para ser golpeada y violada por parte de “Nicolás”. Este es un ejemplo de cómo el grooming puede luego convertirse en otro delito como pornografía infantil, abuso simple o carnal.

Al ser un delito producto de esta época marcada por la velocidad en las telecomunicaciones, donde la circulación de información y de datos es libre, representa un desafío para todos y requiere de nuevos esfuerzos y enfoques. En particular, por parte de fiscales, jueces y defensores de lidiar con la complejidad en los peritajes como en la obtención y preservación de evidencia digital que estas investigaciones demandan y por los legisladores, que enfrentan el desafío de proveer un marco que conjugue prevención y combate.

Para prevenir el grooming, es fundamental que los chicos hablen con los adultos de su ámbito familiar, escolar y comunitario. La difusión del tema a través de campañas de prevención y concientización resulta imprescindible, sumado a la generación de vínculos y espacios de cooperación entre distintas organizaciones.

La tecnología cambió todos los aspectos de nuestras vidas. El grooming nos muestra su expresión más amarga. Involucrarnos y hablar del tema, es el principio fundamental para prevenirlo.