
Confitería del Molino, monumento histórico nacional, continúa abandonada pese a las promesas de su recuperación y reapertura para el Bicentenario de la Independencia, cuando el emblemático inmueble cumplirá 100 años.
Las obras de reparación ni siquiera comenzaron. Tan sólo se colocó una malla protectora para evitar la caída de la cúpula, la mampostería y los vitrales sobre los peatones que caminan por esa esquina. El inmueble está deshabitado y clausurado desde hace dos décadas.
Fue expropiada a fines de 2014, cuando se anunció su reapertura para este año. Como muestra de las demoras en el trámite, el Tribunal de Tasaciones de la Nación -organismo encargado de valuar la propiedad- no ingresó todavía para determinar el monto que el Estado deberá abonar a los actuales dueños, descendientes de los fundadores, los Rocatagliatta.
«El Molino es parte de un complejo de tres edificios, de ocho pisos cada uno, construidos con hormigón armado. El conjunto estaría valuado en 15 millones de dólares, pero dudo de que el Gobierno quiera desembolsar en estos momentos ese dinero y, por eso, estarían demorando la tasación«, aseguró el ex director del Casco Histórico de la Ciudad Luis Grossman.
Tras el recambio gubernamental, en febrero de este año se estableció que el Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda debe liderar el trámite de expropiación. Una vez comprado el inmueble a sus dueños, se lo transferirá en forma definitiva y sin cargo al Congreso de la Nación, que será la dependencia encargada de restaurarlo.
Facebook
Twitter
RSS