De los nuevos contenedores de metal colocados en los ultimos tiempos, la mayoria aparecen semanas más tarde rotos o con serios daños en su estructura. En la mayoria de los casos a los nuevos contenedores de basura de los barrios ya les faltan las puertas.
De metal y tapa negra, plásticos, grises, verdes, celestes, soterrados, de carga horizontal, de carga vertical… La variedad de contenedores que forman parte del mobiliario urbano de la ciudad es amplia.
Hace un par de años, el gobierno porteño decidió que los residuos se dispondrían en contenedores. Sin embargo, aún no se terminó de definir cuál es la mejor tecnología para las calles: al menos cinco clases distintas de contenedores conviven entre los 19.000 distribuidos.
Los dispositivos fueron incluidos en la nueva concesión de residuos que comenzó a fines de 2014. El anuncio oficial indicaba que para este mes toda la ciudad contaría con contenedores, pero el plazo se extendió a julio. Para entonces, se supone que también habrá mayor uniformidad en los recipientes, algo que reclaman los vecinos para saber cuáles son para basura diferenciada y cuáles no, y si son sólo para grandes generadores de residuos o para domicilios particulares.
Las autoridades no creen que las diferencias entre los dispositivos generen malos entendidos. «El contenedor de basura se ha incorporado definitivamente. Su presencia implica una dinámica que nos obliga a revisar constantemente su funcionamiento. Siempre estamos probando nuevas tecnologías para optimizar el sistema», explicó el ministro de Ambiente y Espacio Público, Edgardo Cenzon.
Hoy, la mitad de la Capital está contenedorizada, según indicaron en el ministerio. La disposición en las calles varía diariamente. Los contenedores, que cuestan entre $ 15.000 y 20.000 (el valor incluye la amortización y el posible recambio) deben ser comprados por la seis empresas que prestan el servicio de recolección.
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