Aún recuerdan, como si todo hubiera ocurrido ayer, los gritos desesperados de los vecinos. No lograban entender qué sucedía, quizá embotados por el humo que se había esparcido muy rápido por todo el conventillo. Abandonaron la vivienda que ocuparon durante años, mientras el fuego avanzaba. Lograron sacar unas pocas pertenencias y salieron corriendo a la calle. Aún hoy -y después de siete meses- continúan ahí, en la calle, en Pedro de Mendoza al 1400, frente al Riachuelo. Son cinco familias que reclaman una solución habitacional concreta y rechazan el subsidio que pretende entregarles el Gobierno porteño.
El edificio incendiado perteneció a una casa de venta de ropa de trabajo (Zanchetti Hnos.), fue expropiado por el Gobierno porteño e intrusado muchos años atrás. Las pericias, y los testimonios vecinales determinaron que el fuego fue intencional. El 20 de julio de 2017, un joven que vivía en el lugar discutió con su pareja y les prendió fuego a los colchones de su vivienda. Las llamas se propagaron rápidamente en una construcción dominada por paredes de maderas y techos de chapa. Cuando los bomberos lograron apagar el incendio encontraron los cuerpos calcinados de cuatro vecinos: una mujer de 50 años, su hija de 23, el yerno de 19 y su nieta, de 19 meses.
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