
En la manzana que limitan la avenida Córdoba y las calles Junín, Uriburu y Paraguay, en el barrio porteño de Recoleta, desde hace 35 años, existe la plaza Bernardo Houssay. Ahora, en el Gobierno de la Ciudad se está debatiendo la posibilidad de crear un polo gastronómico y recreativo al estacionamiento que funciona en sus subsuelos.
La plaza, construida en los 80, fue remodelada hace poco para convertirla en el corazón de lo que se dio en llamar el nuevo Campus Urbano. Un nuevo nombre para el área que forman casi naturalmente varias dependencias universitarias entre las que se cuentan las facultades de Ciencias Económicas, Medicina, Odontología y el Hospital de Clínicas.
Ahora, el arquitecto Alvaro García Resta, coordinador de proyectos de innovación urbana en el Ministerio de Desarrollo Económico de la Ciudad, alienta el proyecto de darle al primer subsuelo de estacionamientos un uso gastronómico y cultural. «La plaza es una plataforma de encuentro para 180 mil estudiantes universitarios que transitan la zona cada día», explica el jóven funcionario para destacar las potencialidades del lugar. Resta es uno de los cultores de una nueva manera de resolver los problemas urbanos, no como un estudio abstracto sobre las ciudades, sino entendiendo cómo actúan y usan el espacio público las personas.
Innovación urbana, urbanismo táctico o urbanismo open source son los nombres de esta subdisciplina que se basa en aprovechar la capacidad de la ciudadanía de participar en la construcción activa de la ciudad. Esta nueva especialidad requiere de un profesional de la gestión urbana obligado a trabajar en con otras disciplinas y ser más un mediador y un coordinador que un analista o un proyectista.
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