Pasaron casi 11 meses de obras, durante los cuales no faltaron la controversia ni los reclamos. Pero, finalmente, el Parque Lezama reabrió. Y, para alegría de algunos y pesar de otros, sin rejas. El Gobierno porteño aclaró que la discusión sobre el enrejado, al que se oponían vecinos, se resolverá más adelante.
Otro punto pendiente son distintos trabajos de jardinería en el parque que, como reconoció el Ministerio de Espacio Público, aún no fueron finalizados.
Las obras habían comenzado en junio con una inversión inicial de 23 millones de pesos, e incluyeron la recuperación de monumentos y obras de arte, tareas de jardinería y la instalación de nuevo equipamiento en el patio de juegos para chicos. El plazo para terminarlas era diciembre pero, finalmente, se postergó para abril.
Además, el Gobierno intentó colocar rejas, aunque sin éxito. Desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público, habían alegado que con el enrejado perimetral del parque se buscaba proteger el espacio ante los diversos actos de vandalismo que incluyeron el robo de réplicas de Rómulo y Remo en la Estatua de la Loba Romana (ver recuadro).
Pero no todos los vecinos estuvieron de acuerdo y la polémica no tardó en estallar durante el verano, con opiniones divididas incluso entre las propias agrupaciones vecinales.
La asociación Mirador de Lezama se había mostrado a favor: “Lamentablemente hoy, sin rejas, sería imposible proteger este parque de ocho hectáreas”, había dicho el arquitecto Alberto Martínez en febrero pasado.
La Asamblea Parque Lezama, en cambio, consideró que el enrejado es ilegal. “No queremos rejas en el parque, por eso decidimos montar una guardia entre las 7 y las 17, que es el horario de trabajo de los operarios”, había explicado en el lugar uno de los asambleístas hace tres meses. Su reclamo había sido apoyado por distintas organizaciones, como el Frente Popular Darío Santillán y la Corriente Villera Independiente, entre otros.
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