Para arreglar roturas en monumentos y estatuas, el Gobierno porteño pierde hasta 7 millones de pesos mensuales.
El vandalismo se convirtió en una modalidad en la Ciudad. Los actos de violencia crecen y cada vez es más alto el costo que implica arreglar daños en monumentos, estatuas y edificios públicos. El dato es elocuente: en el último mes, cuatro obras fueron arruinadas.
Con pérdidas económicas para el Gobierno porteño que alcanzan los 7 millones de pesos mensuales (la cifra es aún más alarmante si se piensa en los $84 millones anuales), la rotura y el robo de obras históricas son el objeto de deseo para los vándalos. En los últimos cuatro meses, 6 esculturas fueron víctimas del salvajismo. Al robo de la raqueta de la extenista Gabriela Sabatini, en octubre, a la desaparición de los cuernos del ciervo de la plaza Seeber de Palermo, en diciembre, a la destrucción de las manos derechas del pianista Mariano Mores y del fallecido cuartetero Rodrigo Bueno, y al hurto de la bocha que posaba junto al palo de hockey de Luciana Aymar, perpetrados a principios de este mes, se sumó la desaparición de las estatuas de Rómulo y Remo de la Loba Romana, en San Telmo. Hechos lamentables que, por el momento, no tienen remedio y sólo generan gastos.
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