Se trata del Mariano Acosta, ubicado en Balvanera, que como medida de protocolo para la presencialidad de las clases durante la pandemia de coronavirus impulsó la producción de estos medidores.
“Los medidores pasaron de costar 5 mil a 16 mil pesos. Desde la cooperadora de la escuela le hicimos un pedido de ayuda al Gobierno porteño pero aún no obtuvimos respuesta. Me parece que no hay mucha voluntad”, expresó el profesor de matemáticas, Alberto Falabella.
Y agregó: «Nos basamos en una iniciativa de Jorge Aliaga. Su trabajo es maravilloso. No sólo nos hacemos cargo de lograr un aire puro en el aula, sino que lo incluimos en el proyecto pedagógico”.
Los medidores de dióxido de carbono son una de las medidas más recomendadas para evitar el contagio de coronavirus por inhalación de aerosoles acumulados, que hoy es una de las principales vía de transmisión.
“Cuando uno tiene todo cerrado, el CO2 se va acumulando y aumenta su concentración, con lo cual niveles de CO2 bastante mayores a 400 ppm dan una medida de la acumulación de aerosoles en un ambiente, y sugieren que es necesario ventilar, lo que significa renovar el aire”, explicó Andrea Pineda Rojas, investigadora del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA) y del Conicet.
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