La cuarta edición de Leer y Comer, la única feria del libro y gastronomía del país con entrada libre y gratuita, y que revolucionó Chacarita.
Pocas cosas más inconfundibles que el olor de las hojas de un libro nuevo. Ese mismo aroma es el que se entremezcló con los distintos food trucks, en los que sus cocineros prepararon las más variadas comidas para hacer de la experiencia una mixtura imbatible.
Desde que comenzó al mediodía con la presentación del libro Cocinero del chef fanático del osobuco, Fernando Trocca, y hasta que cerró, alrededor de las 22, la gente paseó por Concepción Arenal 4865 (entre avenida Warnes y la vía). Los asistentes aprovecharon para recorrer los stands de las grandes casas editoriales, librerías y sellos independientes. Pero, mientras tanto, no faltaba en sus manos una porción de pizza de Donato de Santis o alguna delicia de Dolli Irigoyen.
Como eje temático central de esta cuarta edición se lanzó el concurso literario «Historias de amor y recetas», en el que los participantes relataron las historias más románticas y las recetas de platos que los enamoraron. El ganador lo definirá un jurado compuesto por Jorge Fernández Díaz, Dolli Irigoyen, Osvaldo Gross y Federico Andahazi. «Envié mi propuesta de receta. En realidad, es un postre que heredé de mi abuela y consiste en una masa frita con chocolate y almíbar», dijo emocionada Vanina Maghenzani, que viajó desde Santa Fe junto con su esposo y sus dos hijos para presenciar esta combinación de aire libre.
Daniela Allerbon y su esposo son vecinos del barrio. Sentados sobre sillas de madera y en frente de un food truck que ofrecía hamburguesas de cordero relataron que vinieron desde el inicio a todas las ediciones de Leer y Comer. «Tener a importantes cocineros nacionales a sólo unas cuadras de casa es una gran alegría», contó Daniela mientras observaba la paleta de helado de chocolate que comía su nena y ojeaba el libro de la cocinera francesa Pascale Alemany.
Entre una foto y otra, recorriendo los stands y los puestos de comida se podía encontrar a Luis Majul, el artífice de Leer y Comer, que no dudó en hacer analogías entre la literatura, la cocina y hasta se animó a incluir al periodismo. «Una experiencia real vivida no es muy diferente a un lindo viaje que te pueda proporcionar una buena ficción. Los procesos creativos son similares», dijo el periodista.
Pizzas, tapas de asado, tacos de pescado, sándwiches de albóndiga gratinada, hamburguesas de cordero, helados, limonadas, shawarmas y algunos tragos se podían degustar en los 19 food trucks que están a lo largo de las más de dos cuadras de la feria.
La música suele ser el complemento fastuoso para cerrar un círculo de placeres perfecto. El encargado de darle el broche final a la primera jornada fue Palito Ortega: con sus inolvidables clásicos animó a los que se quedaron hasta pasadas las 21. Hoy será el turno de Leo García, el encargado de bajar el telón de una feria muy concurrida.
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