
Metrovías se afirma como el principal candidato a quedarse con la licitación de los subterráneos porteños. A pesar de los deseos de Mauricio Macri de incorporar compañías extranjeras a la operación, resultará difícil correr al grupo Roggio de los subtes porteños.
En los últimos meses, tanto el Presidente como Horacio Rodríguez Larreta encabezaron gestiones para que empresas europeas se interesaran en la compulsa porteña pero al parecer todas ellas entablaron conversaciones con los operadores locales.
Durante su paso por Davos, Macri y Larreta le pidieron a la canciller Ángela Merkel que convenza a las autoridades del metro de Berlín de que participen del concurso que organiza la Ciudad para elegir un nuevo concesionario para su red de subte.
Luego, en su posterior visita a Paris, Macri se reunió con el presidente de Alstom, Henri Poupart-Lafarge. En un comunicado de la Casa Rosada, remarcaron que la compañía -que se fusionará con la alemana Siemens- «está interesada en participar de las licitaciones del Subterráneo de la Ciudad de Buenos Aires y del Plan Ferroviario nacional». Pero ni Alstom ni Siemens operan subtes, sino que se dedican a la infraestructura y al software.
Lo propio hizo el alcalde porteño con su colega parisina Anne Hidalgo en diciembre pasado cuando le ofreció que la compañía estatal francesa RATP, que administra los transportes en la Ciudad Luz, se sume a la licitación del subte porteño. Larreta también dialogó con ejecutivos del grupo Keolis, la mayor empresa privada de transportes de Francia, para que participe de la compulsa.
No quedó claro si el gobierno intentaba marcarle la cancha a los actuales concesionarios, que desde noviembre de 2017 operan con prórroga, o creen que otra empresa puede mejorar lo hecho por la familia Roggio. Sin embargo las negociaciones no parecen haber hecho mucho efecto.
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