Está prohibido pero es una práctica muy común entre los vecinos porteños. Pero desde ahora, el frentista que pinte el cordón de amarillo para evitar que estacionen en su vereda podrá ser multado hasta en $ 600. Así lo establece una modificación al Código de Tránsito y Transporte porteño que aprobó la Legislatura. Establece como infractor a aquel que pinte los cordones de las veredas sin autorización oficial.
“Sólo el Gobierno de la Ciudad puede ordenar el pintado de cordones, mediante el dictado del acto administrativo correspondiente. El pintado de los mismos sin esa autorización constituye una infracción sancionada de acuerdo al Régimen de Faltas de la Ciudad, sin perjuicio de la asunción de los costos que demande su remoción por parte o a costa del infractor o de quien deba responder por él”, determina la nueva ley.
Y también establece que “cuando no lo hubieran denunciado fehacientemente con anterioridad a la imputación de esa falta, el o los propietarios de la parcela frentista son solidariamente responsables con el infractor por la adulteración de las condiciones del segmento de cordón que abarca hasta el ancho de la misma”.
En los fundamentos se subrayó que la abundancia de cordones pintados de amarillo que se evidencia en la Ciudad trae como consecuencia “disvaliosa” el menosprecio del significado de las señales del tránsito y la afectación del principio de legalidad que acompaña a toda aplicación del derecho.
Por ello hace que el usuario de la vía pública no pueda atribuirle al cordón amarillo el significado prohibitivo de estacionamiento que la ley le concede a esa señal, por desconocer su legitimidad ante semejante adulteración. La modificación al Código es autoría del presidente de la Comisión de Tránsito y Transporte, el diputado Claudio Palmeyro (Sindical Peronista), y fue sancionada con 49 votos.
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