Durante una reunión de la Comisión de Planeamiento Urbano, que preside la diputada Victoria Roldán Méndez, se leyó una carta redactada por sobrevivientes, familiares y amigos de las víctimas, en la cual solicitan que sea tratada la propuesta que contempla la catalogación con nivel de protección estructural a la edificación situada en Bartolomé Mitre 3036, Balvanera. Este escrito había sido presentado en junio del año pasado por el grupo denominado Movimiento Cromañón.
Lo que propone esta iniciativa es la «patrimonialización» del edificio donde estaba el local bailable a través de una medida de protección estructural que resguarde el exterior y la fachada del edificio, la tipología y los elementos básicos. Un lugar de «conservación de la memoria colectiva».
“Patrimonializacion quiere decir proteger. Se protege una calle, se protege una esquina, se protege un edificio por motivos simbólicos, históricos. En nuestro, caso pensamos que el boliche tiene que ser patrimonializado, que no tiene que modificarse nada más de la fachada, que no se pueda usar para cualquier cosa, que no se pueda poner otro boliche, que no se pueda construir un edificio. Esa patrimonializacion además crearía condiciones, porque le bajaría el valor monetario e impediría que el dueño haga un negocio”, dijo Silvia Bignami, integrante del Movimiento Cromañón y madre de Julián Rozengart, uno de las víctimas de aquel 30 de diciembre de 2004.
El inmueble fue restituido a su propietario, Rafael Levy – dueño de la sociedad Nueva Zarelux – en octubre del 2018 por decisión del Tribunal Oral Criminal 24. Luego de esa restitución, del local fueron retirados los objetos que permanecían allí desde la tragedia, fue pintado y modificado en su interior, según una denuncia de los familiares.
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