En el Jardín de Infantes N° 4 y la escuela N° 22 de Agronomía es difícil decidir por dónde empezar a enumerar problemas. Se puede hacer foco en las manchas negras que muerden la pintura de los techos y paredes, en las filtraciones por las que avanza el agua con cada lluvia, en los marcos oxidados de puertas y ventanas o en los desprendimientos de mampostería que se estrellan en el piso. Independiente al orden que se elija, todos las imágenes hablan de un mismo problema: la falta de mantenimiento.
El mal estado de los edificios, ubicados en la avenida Constituyentes al 3100, tiene al menos siete años. Desde entonces, directivos y padres exigieron respuestas a las distintas áreas del Ministerio de Educación; aprovecharon las «charlas con vecinos» que encabezó el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, en campaña y ya electo, para entregarle un informe; pidieron asesoramiento a la Defensoría de la Ciudad; juntaron 300 firmas que entregaron a la Dirección de Infraestructura Escolar y hace unas semanas dejaron un escrito en la Legislatura porteña.
Por la falta de respuesta a las mejoras estructurales, los padres aprovecharon la primera semana de vacaciones de invierno para implementar soluciones propias. Así organizaron jornadas de trabajo, en las que se convirtieron en pintores, carpinteros y albañiles.
Desde el Ministerio de Educación de la Ciudad enviaron a profesionales que evaluaron el estado de los establecimientos. En principio, se decidió pintar el comedor y arreglar la carpintería de esa área. La obra se inició el 18 de julio y contempla una inversión de 1.300.000 pesos.
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