
Parcial, fragmentaria y difusa. Los vecinos de las Villa 31 y 31 Bisdel barrio de Retiro sienten que estas tres palabras definen la calidad de información que les llega por parte del Gobierno porteño frente al plan de urbanización que se lleva a cabo en el asentamiento más visible de la Ciudad. Allí, el Ejecutivo impulsa una de las obras que se erige como bandera de la gestión: la construcción del Ministerio de Educación, una nueva traza para la autopista Illia -y la creación de un parque elevado-, la relocalización de las familias que viven en el bajo autopista y la construcción de toda la red cloacal y pluvial formal, además de la red de servicios públicos.
El proyecto encuentra obstáculos en algunos vecinos y muchas críticas. Por supuesto, también hay quienes muestran expectativas y valoran positivamente los cambios que se vienen.
Estas conclusiones fueron elaboradas por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA (Universidad Católica Argentina), junto a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Se trata de un «informe de trabajo sobre las villas porteñas», que puso la lupa en Los Piletones de Villa Soldati, la 31 y 31 Bis de Retiro, y la 20 de Villa Lugano.
Agustín Salvia, director del Observatorio, dio su punto de vista: «Por un lado, es la política de interacción social y urbana mas ambiciosa de todos los tiempos. Es necesario valorarla, porque implica un cambio cualitativo. Se dejó atrás la idea de la erradicación. Ahora, habría que preguntarse por qué los vecinos ponen un bemol sobre estos proyectos. Entiendo que las políticas urbanísticas encuentran un límite en las condiciones estructurales, siempre que no se atiendan. Esto es: los vecinos tienen un déficit de educación, de atención sanitaria, de acceso a los servicios, tienen trabajos marginales. Es necesario reconocer estas desigualdades, las particularidades y los orígenes de los vecinos para lograr un consenso. Los acuerdos básicos que tienen los vecinos que viven en Caballito o Boedo, no son iguales en las villas y asentamientos. La trama social es muy compleja y este aspecto no está siendo considerado por la Ciudad».
Una de las principales críticas vecinales en la villa de Retiro es que el Gobierno porteño -estrictamente la Secretaría de Hábitat e Inclusión, a cargo de las obras y con fuerte presencia allí- convoca «a una mesa de urbanización a la que asisten delegados afines. Y que la información que brindan es insuficiente». Existe también una mesa de «urbanización histórica» que genera resistencia, porque algunos vecinos denuncian que participan organizaciones que ni siquiera viven en la villa. Según detectó el ODSA, los entrevistados «afirman que la información que circula por parte del gobierno es parcial, fragmentaria y difusa. Y plantean la necesidad de ser informados de forma fehaciente y formal».
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