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20.000 personas participaron de los 21k de Buenos Aires

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Las malas condiciones meteorológicas no detuvieron la pasión por el deporte. Desde la tribuna se oyó la cuenta regresiva y cuando el reloj marcó las 7.30 alrededor de 20.000 corredores cruzaron la largada de una nueva edición de la media maratón de Buenos Aires. Fue la número 29 y contó con 90 veces más inscriptos que la primera, realizada en 1989. El keniata Paul Lonyangata ganó la categoría masculina de los 21k, mientras que el primer lugar entre las mujeres lo retuvo una argentina, Florencia Borelli.

La marplatense y Mariano Mastromarino, del mismo origen, se consagraron en forma paralela campeones nacionales y obtuvieron así el pasaje directo al mundial de Valencia del próximo año.

Unas 22.325 personas se inscribieron -fueron un poco menos las que se acercaron finalmente a correr- para participar de esta media maratón organizada por la Asociación Ñandú y que, año tras año, toma relevancia en América latina. No sólo dijeron presente atletas de varias partes del mundo, sino que también se anotaron runners aficionados, entusiastas de una actividad que tiene cada vez más adeptos en la ciudad y todo el país.

Desde detrás de las vallas, Delicia Domínguez acompañaba a su amigo Víctor Rodríguez. Se habían anotado los dos, pero ella se había bajado a último momento. «No me sentía preparada», reconoció. Pero tenía toda la fe en lo que pudiera hacer su compañero de maratones en Misiones.

Entre las mujeres, Borelli retuvo -ya había ganado el año pasado- el primer puesto en los 21k (1h11m57s) y también logró el título argentino. «Estoy muy feliz de ganar en Buenos Aires y haber tenido la clasificación al mundial», dijo la maratonista, exultante. Durante gran parte del trayecto lideraron el pelotón femenino dos keniatas. Pero «en los últimos dos kilómetros me di cuenta de que podía ganar», contó la mujer. Faltando pocos metros superó a la gran favorita, Angela Tanui, y se consagró.

La media maratón atravesó los barrios de Núñez, Belgrano, Palermo y Recoleta y el microcentro porteño. Fue fiscalizada por la Confederación Argentina de Atletismo (CADA) y la Federación Atlética Metropolitana (FAM). Los organizadores destacaron el nivel técnico entre los atletas: 30 hombres estuvieron por debajo de 1h10m y 17 mujeres quedaron debajo de 1h20.

La sonrisa de satisfacción en la cara de Valeria Gasa lo simbolizó todo. Había cruzado la meta en 1h38m junto a la silla de ruedas de Ezequiel, un nene con el que tiene un proceso de adopción en marcha. «Armamos la silla inclusiva a pulmón», dijo.

Ante la consulta, algunos runners se quejaron de la hidratación; sostuvieron que los puestos ubicados a lo largo de los 21k no daban abasto para entregar los vasos de agua. Otros hicieron a la dificultad que representó el viento: «Del kilómetro cinco al 10 estaba medio áspero», contó un hombre. Incluso Mastromarino se refirió a eso, aunque agregó que a la altura del Obelisco el viento se volvió a favor. La lluvia copiosa sólo afectó al final de la carrera, cuando arribaban los más rezagados.

Esta competencia es, para muchos corredores, una medida para probar su rendimiento en la preparación para la maratón de 42k, que se disputará en octubre. «Queremos que cada vez más vecinos usen nuestros parques y polideportivos para entrenar y llevar una vida plena y sana», dijo el vicejefe de gobierno, Diego Santilli.