
La Asociación de Médicos Municipales de la Ciudad de Buenos Aires presentó el 6 de julio un proyecto de ley de reforma del Código Penal para que las agresiones al equipo de salud de un hospital, sanatorio o cualquier otro centro médico sean consideradas como un agravante del delito de lesiones. La propuesta tiene dos ejes: agravar el castigo a las conductas violentas y establecer una pena específica para encuadrarlas.
Con un propósito similar, aunque sin hablar de una sanción penal, el vicepresidente de la Legislatura porteña, Roy Cortina, impulsa el plan“Hospitales Seguros”, que plantea la creación de una mesa de trabajo con todos los actores involucrados, el registro de estadísticas oficiales, el funcionamiento de una unidad de gestión de conflictos en cada hospital de la Ciudad y la conformación de una división especial de seguridad, que estaría integrada por efectivos de la Policía Metropolitana.
“La situación de los hospitales porteños se complicó por la decisión de la gestión kirchnerista de retirar a los agentes de la Policía Federal y las medidas que se tomaron después fueron insuficientes para garantizar condiciones de seguridad básicas”, dijo el legislador. Su proyecto también apunta a incrementar, en forma gradual y comenzando por los centros más problemáticos, el número de cámaras de seguridad.
Miembros de la Asociación de Médicos Municipales permanecían reunidos desde las 12 del mediodía para analizar el comienzo de una serie de medidas de fuerza ante las lesiones que sufrieron pacientes y médicos del Hospital Fernández el sábado cuando un hombre les pegó con un caño. El agresor dormía en una camilla en la guardia cuando fue levantado por unos médicos que necesitaban el espacio para atender. “Agarró un caño que estaba con las cosas de limpieza, lo golpeó contra una pared y contra las ambulancias. Empezó a amenazar y a corrernos a todos por el pasillo de ingreso a los consultorios de la guardia”, reconstruyó Jimena Roca, una de las médicas agredidas.
Sobre el episodio, el presidente de la Asociación, Jorge Gilardi, agregó: «Nosotros estamos acostumbrados a que nuestros médicos corran por la vida de los pacientes, no que tengan que correr para salvar sus vidas de un ataque».
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