Para preservar pruebas la justicia ordenó que no fueran removidos los restos del lugar. Así en la esquina de Páez y Terrada todavía quedan los vestigios del incendio que se llevó la vida de dos niños hace tres semanas en Flores. Por una semana en la vereda, detrás de un corralito fabricado con hilos y tela, el lugar estuvo custodiado por cuatro efectivos de la Policía Federal
Pasó un mes y medio y los restos de basura y tela que estaban en el interior del lugar incendiado yacen miles de prendas y rastros tirados en la calle y en la vereda.
Las ruinas del taller clandestino, escenario de la última tragedia del rubro textil muestras bolsas con prendas, un maniquí carbonizado, cordones, colchones, ollas y sillas forman, sobre la vereda, una montaña negruzca de desechos que son testigos del horror.
La muerte de Rodrigo y Rolando Camacho, los niños de 7 y 10 años, precipitó una serie de acciones entre las que se incluyó la sesión especial que tuvo lugar en la Legislatura porteña.
Sin embargo pasaron las semanas y todo sigue igual. Los vecinos realizaron varios reclamos para que se lleven las montañas de basura que quedaron sembradas en la cuadra, sin embargo desde el Centro Comunal adujeron que existe una medida judicial para que ninguna de esas pruebas sea revovida del lugar. Así además de la basura, algunos desconocidos comenzaron a arrojar bolsas de basura con alimentos lo que produjo que en el lugar comenzaran a verse los primeros roedores.
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