
La Noche de los Museos coincidió con Halloween y algunos quisieron hacer los dos festejos juntos, como esos dos hombres jóvenes que intentaron entrar al Malba con máscaras de terror. No lo lograron y se fueron a probar suerte a otros museos.
Fue una de las tantas escenas, representativas, emotivas o curiosas, de una noche que tuvo como atracción mayor la función al aire libre de Don Quijote, interpretado por el Ballet Nacional Sodre de Uruguay, con dirección de Julio Bocca, en la plaza República del Uruguay. Poco antes, durante la clase abierta que ofreció, algunos le reclamaban «Maestro, bailá un poquito». Ya retirado, Bocca sonreía, aunque ganas no parecían faltarle. Después de todo, estaba otra vez en las calles de Buenos Aires. Habría sido su vuelta después de la multitudinaria despedida en el Obelisco. Pero «Julio», como lo llamaban muchos cuando hablaban de él, sólo marcó los pasos que otros bailarían.
En homenaje a los 400 años de la publicación de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha y a su autor, Miguel de Cervantes, Bocca presentó una versión de la suite del célebre ballet para el público que se acercó a de Av. del Libertador y Tagle, incluso algunos que paseaban su perro, y también para quienes lo seguían desde los balcones de los edificios.
El programa empezó con El himno a la alegría, por el Ballet de Danza Contemporánea del Teatro San Martín, que dirige Mauricio Wainrot. Legó después Don Quijote, el plato fuerte de la noche, con una asistencia superior, según la organización, a las 15.000 personas.
Facebook
Twitter
RSS