
Con la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada, el Gobierno nacional le traspasó a la Ciudad la obra de extensión de la línea E de subtes, uno de los tantas temas que dividió al kirchnerismo del PRO en los últimos años. Ahora, la empresa estatal Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) será la encargada de completar los trabajos de las tres nuevas estaciones hacia Retiro bajo la avenida Leandro N. Alem, las cuales estaban paralizadas desde hacía cuatro años. En simultáneo, las autoridades porteñas proyectan extender el ramal rumbo al sur, con el objetivo de que tenga acceso directo a la nueva terminal de micros Dellepiane, que será inaugurada en abril (ver aparte).
El convenio para extender la traza de la línea desde Plaza de Mayo hasta Retiro se firmó el 16 de febrero de 2007. Aunque en aquel momento se hablaba de la obra completa, desde la firma Roggio, a cargo de los trabajos, sostenían que ese contrato solo contemplaba la obra de los túneles, pero nada decía de la instalación de las vías y otras cuestiones fundamentales para que los trenes pudieran circular. Así fue. El túnel del nuevo recorrido hacia el norte, que incluirá las paradas Correo Central, Catalinas y Retiro, quedó listo en 2012. Sin embargo, los trabajos nunca se completaron. El kirchnerismo entendía que el resto de las obras (vías, escaleras mecánicas, ascensores y señalamiento) correspondían a la Ciudad, que a su vez aducía no tener la potestad de la extensión. Incluso, en plena campaña electoral en 2015, el candidato K Mariano Recalde había visitado el túnel vacío, en una movida de prensa que generó más críticas que elogios.
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