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Guardia del Ramos Mejía:hospital de día, dormitorio por las noches

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Al menos una decena de personas suelen pasar la noche en este lugar, mientras se cruzan con los pacientes; la Ciudad asegura que no quieren mudarse a los paradores.

Así está hoy la guardia del hospital Ramos Mejía, que desde hace años sirve como morada una decena de personas que se encuentran en situación de calle. Los sin techo ocupan los ambientes de la guardia, pasillos, salas de espera, camillas desocupadas o cualquier otro espacio que puedan utilizar como lugar de descanso.

El Ministerio de Desarrollo Social porteño aseguró que no puede trasladarlos a otros sitios porque carecen de herramientas legales para hacerlo. El mecanismo que utiliza esta área porteña para mitigar este problema es convencer a los indigentes para que accedan a un plan social y concurran a los paradores de la Ciudad.

Una parte de ellos fueron en algún momento pacientes del hospital y luego su situación de pobreza los impulsó a aferrarse a sus instalaciones. Sin embargo, los encargados de la seguridad del Ramos Mejía aseguran que ahora la mayoría de las personas que pernoctan en el hospital ya no son «ex pacientes». Por el contrario, son jóvenes que acuden a estas instalaciones para pasar la noche. «La gente que está allí a veces se muestra agresiva y atrae mucho a la delincuencia, porque toman y se drogan. La mayoría son muchachos y ellos dicen que viven acá», contó un agente de seguridad que se identificó como Federico.

Una de las habitantes del hospital es Paola Ramírez, de 36 años. Ella cuenta que vive en el Ramos Mejía desde hace menos de un mes y que ingresó al hospital por un «shock» emocional que sufrió luego de enterarse de que su hijo había sufrido un accidente. Después, relata, sufrió diversos robos de sus pertenencias y, sobre todo, de sus documentos. Afirma que sin ellos no tiene posibilidades de conseguir trabajo ni una vivienda.