En el afán por controlar el tránsito y disminuir las infracciones de tránsito, el Gobierno porteño, a través de la Subsecretaría de Transporte, comenzó a instalar hace cuatro meses cámaras de alta calidad en los cascos de algunos agentes para registrar los operativos. Los resultados en la revisión del material sorprendieron: además de las habituales faltas de tránsito de los vehículos, encontraron que había ataques dirigidos a los inspectores. Y que estas agresiones se repetían. En lo que va del año, según estadísticas, 20 agentes sufrieron agresiones verbales por parte de infractores y 15 fueron derivados a hospitales porteños por las lesiones que les fueron provocadas.
La infracción por mal estacionamiento fue la más sancionada durante el primer semestre en la Ciudad, según cifras oficiales. Representa el 48,3% del total de actas labradas desde enero a junio, que fueron 792.296. Y tiene una sanción de $650, según la última actualización del valor de la Unidad Fija, que se rige por el litro de nafta. Además, si la falta ocurre en la zona donde operan las grúas también puede implicar el acarreo del vehículo, que cuesta $580. A pagar esos montos y a presentar la documentación para recibir la multa se negó un conductor que estacionó su auto en la avenida Díaz Vélez al 5000. La negativa, otra vez, se tradujo en violencia: “No me hagas la multa. Te bajo a golpes, ¡eh!”, amenazó al inspector de tránsito.
En el último tiempo, uno de los casos más resonantes de agresión a agentes fue el de un abogado borracho que atropelló a dos inspectores luego de chocar a dos autos y un colectivo. Ocurrió en octubre sobre la avenida Rivadavia, a la altura de Liniers. Según los especialistas, en los operativos de alcoholemia suelen darse la mayor cantidad de ataques dado que los conductores alcoholizados tratan de evitar la realización del test. En la Ciudad, en base a los datos recopilados por la Fiscalía porteña, cada hora y media se demora a un conductor con mayor cantidad de alcohol en sangre que el permitido.
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