La bicisenda fue una buena política de campaña en las candidaturas de Macri como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Pero, como toda promesa, con el paso del tiempo se ve que quedó solo en palabras.
Lo que en un momento fue un «avance» para descontracturar el tráfico en la Ciudad y proponer otro tipo de vehículo dentro de la Capital, hoy es una trampa mortal para los que la transitan.
Más allá de todos los problemas visibles se suma una estadística que mete miedo: la mitad de los ciclistas que sufren accidentes en la Ciudad, mueren.
Todo esto, comenzando por la base de que la tasa de accidentes en bicicletas es altísima, y de esos, más del 90% sufren heridas o la muerte.
Las razones son varias, pero entre las más resonantes, está que las bicisendas muchas veces se encuentran mal ubicadas, en sentido contrario al que va el tránsito.
Tampoco se respetan, ya que se colocan containers de basura u otros obstáculos en medio, que perjudican el andar de los ciclistas. Además, muchas están sobrepobladas, aumentando el riesgo de accidentes.
Obviamente, ninguna de estas cuestiones es protegida por el gobierno local o hay un cuidado especial de las bicisendas, que supieron ser una buena campaña política (como el Metrobús, el ‘Gum Point’, y otras cuestiones típicas del PRO), pero que quedaron en el olvido.
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